me arrullan la melodía constante del Universo
el dulce cantar de los pájaros
y el ruidoso grito de los queltehues.
Pasaron los intensos calores estivales
los fuertes vientos del puelche...
se refresca mi alma
y se deleita mi esencia.
La luz, el agua, el aire
me acompañan siempre
desde los primeros años disfruté cada día
ahora que estoy en mi juventud
con más calma y reposo
con más capacidad para reflexionar
dejo pasar los días observando
valorando cada insignificante hecho
permito el fluir de la energía por mi cuerpo.
Miro a mi lado y me percato de la desaparición
de mi compañero, que dirigió mis primeros pasos,
que abrió el mundo ante mis ojos
le llegó la hora del adiós
y yo, con lágrimas en mis hojas,
me despedí de él, estremecido,
y decidí vivir, disfrutar cada instante
con gozo, hasta el día de mi despedida.
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Fotos: Juan Antonio