Esta flor nace rodeada de piedras, en una grieta del frío muro, sin que nadie la riegue, ni la cuide. Pero aquí la vemos linda, hermosa, fresca, de bonitos colores. A mí me satisface darle su enorme valor, yo la admiro, la observo, le hablo y disfruto mucho de esta maravilla de la Naturaleza.
Wabi sabi es la hermosura de las cosas efímeras, imperfectas, rudimentarias, simples y sencillas. Es el gozo de las cosas pequeñas, humildes, modestas y sin mucho valor material.
Las cosas pequeñas tienen un gran valor, por muy insignificantes que sean. Se puede disfrutar de ellas en grado sumo. Todos nos acordamos cuando jugábamos con una pelota de trapo o con un carruaje hecho por nuestros padres de forma artesanal, con materiales reciclados. Para nosotros tenían un valor considerable. Con ellos pasamos momentos inolvidables.
Igual que esas cosas humildes tienen gran valor, lo mismo pasa con las personas. Hay algunos que sólo tienen su cuerpo y su espíritu, pero tienen una gran riqueza espiritual. Viven el aquí y el ahora disfrutando de la Naturaleza y de la gente con quienes comparten su vida. Ellos muchas veces son ejemplo de alegría y de paz interior, son sensibles, inteligentes, humanos y compasivos, a pesar de no tener casi nada material, pero es tanto lo que poseen que son millonarios en comparación con los magnates que van ostentando sus riquezas y casi no pueden sobrellevar la triste vida que llevan. Ellos podrían ser ejemplo para los poderosos, pero aquéllos tendrían que abrir los ojos del alma y percatarse de qué es lo importante de esta vida.
Poema sencillo en reconocimiento a la pequeña flor casi olvidada.
Qué bella y majestuosa
Crece esta bella flor
Humilde y recatada
y que vive sin temor.
No se compara con la rosa
Ni con la linda azalea
Ni con las hortensias
Que lucen muy bellas.
Cerca pasa el aguilucho
Afanado en su caza.
El queltehue y el zorzal
Que la visitan sin parar.
La bella flor resplandece
Con su belleza natural
No necesita abalorios
De alas ni de percal.
Vive en felicidad
Disfrutando lo que tiene
Pues vale lo que uno es
y no lo que hace y adquiere.
Goza de cada momento
Ve pasar a los pájaros
Se calienta con los rayos del sol
Observa a la luna llena
que se pasea sin temor.
Juega con el insecto
Que siempre la acompaña.
Y con la mariposa
Que por su lado pasa.
No tiene miedo, ni penas
Disfruta de una hermosa vida
Nunca se queja ni se lamenta
En ella hay esperanza y alegría.
Yo vivo como la flor silvestre, de forma sencilla; yo doy valor a las cosas pequeñas y a las personas que valen por lo que son y no por lo que tienen, aportando mis ideas para que sean como semillas que germinen en cualquier terreno donde haya un alma sensible y buena, que escuche con el corazón y vea con los ojos del alma.
El wabi sabi es la belleza de las cosas efímeras.
Y como dice Confucio:
"Cada cosa tiene su belleza, pero no todos la pueden ver."