
Finalizó el invierno. Tiempos muy lluviosos y fríos. Los árboles desnudos a la intemperie miraban con ojos lánguidos el paso del tiempo. El lago se volvió embravecido, con olas vigorosas impulsadas por el puelche, viento seco que procede de la cordillera de los Andes.
Por fin llegó la primavera. Estoy feliz. Es período de renovación, de guardar los pesados abrigos, los guantes, las bufandas, las botas de agua, el vicks vaporub, los kleenex, los resfriados, las estufas y todo lo propio de esta estación fría.
El sol nos visitó con fuerza, con suprema energía que nos vigoriza. Desde por la mañana me saluda a través de mi ventana, me sonríe y hace sonreír a los pájaros, a los treiles, a las flores y árboles, al lago, a las montañas. Todo el mundo está contento, es hora de salir de paseo a disfrutar del buen tiempo, del nuevo traje de la Naturaleza.
Cada estación es hermosa para vivirla, de lo cual damos gracias al Creador, pero cuando llega la primavera se renuevan esas ganas de vivir, de disfrutar, de reflexionar sobre todo lo que tenemos, sobre todo lo que se nos ofrece gratuitamente a la vista. Es que la primavera tiene un aroma y sabor especiales.
La disfrutaré plenamente en este excepcional lugar y compartiré con ustedes muchas hermosas fotos y sensaciones para que también puedan deleitarse con las mismas.