Mi Aldea escondida entre riscos y montañas
bañada por el Atlántico que mecen nuestras manos
es un valle que resplandece en Gran Canaria
y que nos llena de orgullo a todos los aldeanos.
Vigilante se encuentra en lo alto el Nublo amado
su luz alumbra a La Aldea y a toda Gran Canaria
junto al Bentayga forman los roques sagrados
que el pueblo guanche hondamente también amaba.
Aldea de mi alma, mi dulce y fiel compañera
me acompañas en cada instante de mi vida
has tornado mi erial huerta en fértil era
recuerdos de sueños y añoranzas mías.
El incierto sino me llevó a zona muy lejana
donde el bosque, el volcán y el grandioso lago
me acarician y me hacen recordar mi tierra aldeana
y quedaron en mi alma sus montañas, su playa y su canto.
Pido a Dios que algún día su tierra vuelva a besar
y que me entierren muy cerca de la montaña
debajo de aquel ciruelo donde mi padre está
y nos llegue la brisa del mar que a mi pueblo baña.
© Juan Antonio Quintana Hernández
Villarrica, 24 de octubre de 2010
Foto de La Aldea: Francisco Suárez Moreno
Foto de La Aldea: Francisco Suárez Moreno
3 comentarios:
Bonito y nostálgico poema a esa tu aldea que añoras.
Es hermoso recordar las raíces que por alguna circunstancia un día llegaron a otro lugar, pero seguro que quedó un trocito que aguarda con deseo tus caricias.
Me ha llegado el poema amigo Juan Antonio, yo también siento añoranza por el pueblo que un día dejé y aunque no debajo de un ciruelo, se encuentran mis padres y toda mi ascendencia.
Recibe mi abrazopoeta amigo
Hermoso poema, es un estupendo canto a Galicia. Es una tierra de mucho atractivo que he tendio el gusto de visitar.
Un abrazo.
Juan Antonio
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